"La sensación de que algo lo estaba siguiendo comenzó a crecer en su interior, oyó ramas crujir y sacudirse como si alguien corriera por el monte, cuando se paraba para oír mejor, el ruido también se detenía. Tomó el sendero que serpenteaba entre la espesura de ramas espinosas y diminutas hojas, que indiferentes a la claridad de la luna protegían en su interior a la más oscura e inquietante noche. Un aullido estremecedor confirmó los miedos que en ese momento le agobiaban, salió a campo abierto y disparó al aire. El lobo que permanecía oculto entre los árboles surgió en mitad del camino. El cazador cogió su escopeta y antes de que volviera a tronar, el lobo se sumergió en la oscuridad del monte que lo amparó nuevamente."
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